Manuel Carrasco lanza la flecha y deja el corazón en Sevilla

El pasado viernes 2 de junio, casi un año después del último concierto de su última gira, Manuel Carrasco volvía a Sevilla para iniciar su nuevo Tour «Corazón y Flecha»; en el sitio donde batió el récord de asistencia a un concierto de un artista en territorio nacional y lo hizo en el Estadio Olímpico de la Cartuja reuniendo a unas 74.000 personas.

No había otra forma de devolverle al público sevillano (y resto de desplazados a esta localidad) la entrega y el cariño recibido que comenzar su nueva gira en el mismo sitio y a la misma hora.

La espera mereció la pena

Todo estaba preparado para vivir otra noche inolvidable y dispuestos a batir nuevos récords ya que serían dos noches consecutivas de concierto en La Cartuja y por lo tanto el récord de asistencia volvió a batirse con un total de 148.000 personas disfrutando de la música en directo del onubense.

No obstante, en esta entrada nos vamos a centrar en el primer día de conciertos, fecha en la que Manuel Carrasco, sin quererlo, volvió a reunirse con la épica y volvió a escribir otra página en la historia de su idilio con la ciudad de Sevilla.

Dicen que la lluvia en Sevilla es una maravilla, pero cuando se trata de hacer cola para un concierto o esperar a que salga tu artista en un estadio que tiene la pista descubierta, pues la cosa se complica. La verdad que como bien dijo Manuel cuando salió a escena, a Sevilla le gustan los extremos: de una ola de calor el 11 de junio de 2022 a una señora tormenta y viento fresco el 2 de junio de 2023.

Las ganas de abrir la gira de su artista favorito no desalentó al público que comenzó a mojarse cuando ya se empezaron a ubicar alrededor del escenario, pero conforme iban llegando el resto de asistentes, más apretaba la lluvia y la incertidumbre por si el equipo técnico de Manuel decidiría seguir adelante o suspender el concierto. Antes de esta decisión, la creatividad, ingenio y ganas de pasarlo bien, pese al mal tiempo, amenizaron la espera:

Después de mojarse y no mojarse, de risas y preocupación… por fin una voz salió del escenario, era de un miembro del equipo que confirmaba la decisión de continuar con el concierto a pesar de la lluvia y que tal vez por esa climatología algunos elementos o efectos no podrían salir a escena, pero que ellos estaban dispuestos a dar la nota.

Minutos más tarde, comenzó el show… Manuel Carrasco apareció en el escenario con un arco en la mano y caminó por la pasarela para pararse y lanzar las flechas especiales con las que iniciaba el espectáculo.

No dudó en mojarse como el que más, saltaba, estaba entregado con su público y llegó hasta a emocionarse recitando unos pequeños versos que le había dedicado a los asistentes a ese concierto:

«… que si llueve o no llueve, el concierto habrá que hacerlo que Sevilla está que arde y no hay quien apague este fuego».

Y durante el concierto se fue aplacando la lluvia, Manuel Carrasco se convirtió en el Moisés de Sevilla para abrir las nubes y aplacar el aguacero. No faltaron canciones de todas sus épocas y la presentación de las nuevas que el público ya se sabía de memoria.

Una de las sorpresas de la noche fue cuando Manuel desapareció unos instantes del escenario y de repente se le escuchaba cantar pero no aparecía sobre las tablas… ¡Se había trasladado a la grada! El cantante estuvo paseándose rodeado de la seguridad del estadio y cantando «Volviste».

Además de los momento festivos, de saltos y bailes, también hubo espacio para el intimismo y la comunión con su público haciendo uso del piano; una nueva integrante se unía a la gira para participar en los coros y atreverse a cantar a dúo con Carrasco «Que nadie»: PUCCI, también conocida como «La Pucci», una cantante y compositora autodidacta de Madrid que formó parte de Sweet Barrio, banda premiada con el Premio Nacional de las Artes Pop Eye al Talento Emergente 2019.

Tras este dueto nuevo para el público, Carrasco volvió a quedarse solo con su piano para interpretar «Mujer de las mil batallas», canción que esa noche tenía más fuerza que nunca puesto que el público lo acompañó con globos amarillos en homenaje a Elena Huelva y mientras Manuel abandonaba la pasarela, en las pantallas del escenario se mostró el rostro de Elena y un guiño a su famosa frase: «Mis ganas ganan«, este hecho emocionó aún más a los asistentes que continuaron con los aplausos y lanzaron los globos amarillos al aire como muestra de cariño por la joven sevillana que desgraciadamente falleció el pasado 3 de enero después de varios años luchando contra el cáncer y en particular del sarcoma de Ewing.

La fiesta continuó y a nadie «le daba la gana» de irse, no faltó la pirotecnia, los juegos de luces, banderas y bolas gigantes… la lluvia causó estragos, sí y la organización del estadio para permitir los accesos tampoco estuvo exenta de polémica, pero Manuel Carrasco y su equipo dieron lo mejor de sí mismos para hacer de una noche que el cielo quería arruinar, en un evento inolvidable y que quedará para la posteridad.

En Sevilla, nada es casualidad